Tras un paseo en
autobús, llegamos a
Kinkaku-ji (金閣寺, Templo del Pabellón Dorado), también llamado Rokuon-ji (鹿苑寺, Templo del jardín de los ciervos).
Desde allí pudimos ver
uno de los kanji quemados en la montaña en el festival del
Daimonji (大文字).

Nada más entrar al recinto del templo, nos sumergimos en un bosque muy frondoso, con todo verde por todas partes.

Y por fín llegamos a Kinkaku, el Pabellón Dorado. Que no es sólo dorado, sino recubierto en oro de verdad.

En principio fue construido como lugar de descanso, pero más tarde fue convertido a templo
Zen.
Impresionante, verdad?
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